martes, 10 de marzo de 2009

CONEXIONES ENTRE MÚSICA CULTA Y MÚSICA POPULAR DESDE COMIENZOS DEL SIGLO XX HASTA NUESTROS DÍAS


“En el caso de los conceptos que habitualmente usamos en nuestras reflexiones, hay dos aspectos básicos que son sumamente importantes: hasta qué punto estos conceptos están bien definidos y delimitados, y hasta qué punto representan una ayuda como herramienta analítica.”[1]

“Las barreras que en otro tiempo mantenían firmemente separados los diferentes estilos y tradiciones musicales están desmoronándose en todas partes.
[...]
En concreto, el modo de pensar en la música característico de escuelas y universidades -y, en realidad, de la mayor parte de los libros que tratan de música- refleja más cómo era la música en la Europa del siglo XIX que como es en la actualidad, en cualquier parte. El resultado es una especie de brecha de credibilidad entre la música y el modo en que pensamos en ella.”[2]


“En la base de cualquier distinción crítica entre la música “seria” y la “popular” subyace una presunción sobre el origen del valor musical. La música seria es importante porque trasciende las fuerzas sociales; la música popular carece de valor estético porque está condicionada por ellas... Las teorías estéticas de la música clásica siguen teniendo un cariz decididamente a-sociológico. La música popular, por el contrario se considera buena sólo para hacer teoría sociológica con ella”[3]
La música, tanto culta como popular, raras veces es estudiada íntegramente, desde todas sus vertientes. Actualmente, por ejemplo, la música popular carece de un análisis estrictamente musical, técnico y científico por considerarse que carece de valor artístico y cultural frente a la música “culta”. Sin embargo, para poder alcanzar un estudio objetivo sobre música contemporánea occidental, su significado y su funcionalidad es necesario analizar todas las variantes musicales que conviven en occidente y como se han ido entremezclando. Diferentes estilos musicales han ido influyendo, adoptándose o interactuando dentro de nuestra cultura. Si queremos llegar a la profundización y objetivación musicológicas, tendremos que liberarnos de todos los prejuicios que ha ido acumulando la tradición y abrirnos al estudio minucioso de todos los aspectos que confluyen en la existencia de la música y todas sus variantes. Sólo así podremos contar con estudios musicales científicos reales y serios que se correspondan fielmente con la realidad musical de nuestro tiempo y que nos permitan un análisis y una valoración más objetivos.
La música popular es despreciada en ocasiones por ser un producto de mercado, pero, sin embargo, todo el arte lo es. Además este desprecio es un modo de obviar que toda la música popular es igual, que toda ella se mueve mediante los mismos mecanismos de creación, de funcionalidad y de producción y que toda va dirigida a un mismo tipo de público. Lo cual nos lleva a plantearnos una serie de cuestiones: ¿Qué es música popular? ¿A qué músicas les colgamos esa etiqueta? ¿Dónde enmarcamos toda esa música que no se corresponde con el concepto de ninguna de las etiquetas existentes? ¿Qué factores hacen exactamente que una música sea o no digna de estudio técnico y científico?
Todas las músicas son producto de unas determinadas circunstancias, valores y contextos sociológicos y utilitarios. Hasta el pensamiento más utópico acerca de la creación musical, aquel relacionado con la inspiración e iluminación del artista, está condicionado estrechamente a una serie de factores sociológicos, culturales y evolutivos. Todas las músicas han ido surgiendo históricamente bajo unos valores funcionales y de significado. Ello hace posible hacer distinciones entre música litúrgica, culta, popular, de corte, burguesa, amorosa, religiosa, de ritual, política, reaccionaria, etc. según sus características, determinadas por todos los elementos y acontecimientos que influyeron en su creación. Toda la música y todo el arte en general tienen un carácter utilitario y comercial.
El hecho de que la musicología tradicional considere unas músicas inferiores a otras, nos ocasiona grandes pérdidas culturales, educativas y de conocimiento. Ya que de todo el vasto contenido musical global, sólo se centra en analizar y estudiar una mínima proporción, y condicionada por unos enfoques empobrecedores y simplificadores preestablecidos por la tradición. Esa mínima proporción se corresponde con la llamada música “seria” o “culta” occidental. El hecho de que esta música haya trascendido no se debe en exclusivo al valor que pueda tener la propia música. Pero, además de esta consideración cabe otra también pertinente, y es que mucha de la música que consideramos popular también ha trascendido, aunque los teóricos musicales no lo consideren.
Simon Frith3 dice que no conoce realmente principios objetivos que puedan llevar a pensar que unas músicas son más importantes o mejores que otras. A pesar de que su trabajo como crítico musical le ha llevado a enjuiciar la música de forma sistemática. Él cree que los juicios de valor derivan de nuestras preferencias, y que por tanto son subjetivos. Puede ser que sea la manipulación comercial y no el propio comercio la que desvirtúe a la música popular, en el momento en que se convierte en un producto millonario sin intencionalidad artística. Pero, tampoco puede decirse que esto sea exclusivo de la música popular. Se hace difícil a veces distinguir qué músicas de entre todo el entramado producen un placer artístico e intelectual y cuales no. Pero el hecho de que haya músicas que carezcan de este tipo de características artísticas e intelectuales no las excluye de su funcionalidad, y por tanto del interés no solo sociológico, sino también cultural de su estudio. La música nos identifica, desvela en numerosas ocasiones quienes somos y como pensamos, además de acompañarnos en nuestro crecimiento y desarrollo físico, psíquico y personal, y de intensificar nuestras vivencias. Podemos decir que en cierta medida nos educa.
Por otro lado, nos encontramos constantemente frente a la dificultad de clasificar la música contemporánea en diferentes estilos. Se tiende a creer que este fenómeno es consecuencia de la cultura de globalización y de la creciente intervención social y cultural de las tecnologías. En la actualidad una gran proporción de las poblaciones tienen acceso fácil y rápido a todo tipo de músicas, de cualquier país o continente. Por otro lado, aquello que seguimos entendiendo por música “seria” o “culta” está al alcance de secciones de población amplias, por lo que podemos decir que traspasa ya los límites tanto clasistas como geográficos, además de los del género culto, ya que hay claros ejemplos de músicas que están en la frontera entre lo popular y lo culto. La separación entre música contemporánea popular y culta es en numerosas ocasiones difícil de definir, y hay muchas músicas que se quedan a menudo fuera del alcance de ambas. El curso de la propia música nos enseña la poca utilidad de estos límites, así que ahora sólo falta que lo aceptemos, o seguirá yendo toda la teorización y toda la historiografía musical al margen de la práctica, además de que seguirán quedando muchos interrogantes sin respuesta y grandes lagunas culturales.


[1] Martí, Josep: “Transculturación, globalización y músicas de hoy”, Revista Transcultural de Música, Diciembre 2004.
[2] Cook, Nicholas: De Madonna al canto gregoriano, Alianza Editorial, Madrid, 2001, prólogo.
3 Frith, Simon: “Hacia una estética de la música popular”, Las Culturas Musicales, Editorial Trotta, 2001, Capítulo 16.

1 comentario:

  1. Hola,
    Me ha parecido fantástico este post tuyo. Coincido contigo en casi todo, es un poco la idea que tengo en la cabeza... este tema es interesante para mí y la verdad es que me como mucho el coco con él jaja.
    Realmente hay como para expandirse mucho más, el tema es amplísimo pero tu acercamiento me gusta.
    La parte mala que veo es que tanto los acérrimos de la música contemporánea como los desconocedores de ella (la gran mayoría) y fans de la música popular (sea o no comercial) les va a ser difícil cambiar su opinión, en parte creo, porque es difícil pasarse toda una vida creyendo en algo como "lo bueno" y luego enfrentarse a que tal vez no sea cierto así como lo piensan.

    Un saludo y ánimo con el blog. Siempre es genial encontrar un blog sobre música :)

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